miércoles, 19 de agosto de 2015

Decisiones

Todo en nuestra vida son decisiones. Al escuchar la alarma: levantarme o dormir "5 minutos más". Desayunar cereal o panqueques. Sonreír o no. Desde hace mucho tiempo comprendí que debo hacerme responsable por mis decisiones. Nunca pensé que podrían llegar a pesar tanto.

Yo decidí amar a una persona. Decidí convertirla en una de las más importantes de mi vida. Decidí hacerle un espacio dentro de mis pensamientos. Decidí incluirlo en mis planes a futuro. Decidí confiarle mi felicidad. Decidí romperme al verle partir. Decidí llorar cada "te quiero". Decidí dedicarle mis insomnios, Decidí dejarlo ir. Decidí no volverlo a hacer. Decidí no confiar en nadie más. Decidí no creerle a nadie más. Decidí no esperar. Decidí ser feliz.

Jamás voy a culpar a nadie por ser lo que soy. Yo decidí ser así. Y quisiera creer que no volveré a decidir romperme al ver partir a alguien de vida. Pero qué sería de mí si decidiera dejar que alguien me acompañe pero en el fondo no deseo que se quede por siempre conmigo con tal de no sofocarlo y que se sienta libre, esa no sería yo. Yo soy la mujer que necesita estar segura de ser la razón de la felicidad del otro. Soy la que daría todo lo que tiene por verlo feliz. Pero eso tiene un precio, un precio que no estamos dispuestos a pagar.

Así que debo decidir. Dejar que me rompa o romperlo yo.